Cursos Alpha

La “fórmula de Alpha” Alpha consiste en 10 encuentros semanales y un fin de semana de retiro. La gente que en este curso descubre o redescubre la fe no se queda en Alpha: se incorpora a la iglesia local. Alpha es eficaz porque está diseñado para apelar a la persona en sus diversas facetas: la dimensión sociable (cada sesión Alpha incluye una cena en la que está prohibido hablar de religión), la dimensión intelectual (se imparten muchas charlas –o se ponen en vídeo- tratando temas básicos para entender el cristianismo y posibilitar una opción plena por él) y la dimensión experiencial (avanzado ya el curso, se reza y se anima a la gente a tener experiencia espiritual del amor de Dios, abrirse a “sentir a Dios”). A unos lo que les atrae son las cenas, a otros les gustan los argumentos, muchos son impactados por la experiencia espiritual, pero nadie se siente juzgado, atacado, regañado o fuera de sitio. Todos agradecen conocer gente con la que hablar de “las cosas importantes de la vida”.

La fórmula de Alpha es “tratar a los invitados como anfitriones: que se sientan muy a gusto”. “Como anfitriones con sus invitados” Las veladas de Alpha muchas veces no se celebran en las parroquias, sobre todo si las instalaciones parroquiales son frías, inconfortables, si no son acogedoras. Un comedor grande de una casa, adecuadamente ambientada, o una gran sala en un restaurante, pueden ser una opción. El concepto es “que sea acogedor y que no sea clerical”. Una parroquia puede servir si se ambienta adecuadamente. Tras la cena (que debe ser una “buena cena”, con primer plato, segundo plato, postre, en cantidad y calidad), se imparte la charla. Si no se tiene un conferenciante adecuado, se pone el vídeo con una enseñanza impartida por Nicky Gumbel, el “diseñador” de Alpha y máximo responsable de la parroquia Holy Trinity Brompton, la sede de Alpha, en Londres. Tras la enseñanza, los asistentes se reúnen en grupos pequeños, por lo general 8 invitados (que perfectamente puede ser gente alejada de la fe en su mayoría), con dos responsables del grupo y dos ayudantes. Mientras toman té, café y pastitas en un ambiente distendido, charlan sobre lo que han oído. Hablar en libertad.  No importa que los invitados digan cosas muy alejadas de la fe cristiana (“esta charla estaba bien, pero Cristo era un ser de otra galaxia y yo me he reencarnado y Dios no existe y además es Mujer...”).
Todos deben ser escuchados con respeto y atención. También animados a participar, sintiéndose libres. Para asegurarse están los responsables de grupo. A menudo la pregunta que hacen es “¿qué sientes acerca de este tema?”, porque todo el mundo puede hablar acerca de sus sentimientos y no hay una respuesta incorrecta: tus sentimientos son los que son. Un invitado puede replicar y refutar a otro –siempre en tono cordial y entre galletitas- pero los moderadores no pueden hacerlo. La enseñanza ya la ha dado el conferenciante: estamos en una época postmoderna y hay que dejar que todos digan “su discurso”.

El moderador –que es siempre un cristiano con las ideas bastante claras- a menudo responde a auténticas barbaridades con un respetuoso “vaya, qué interesante” o un cordial “nunca lo había oído así; gracias”. No es su papel impartir doctrina en las charlas de café, la doctrina ya se ha impartido. La estructura de un curso Alpha En sí, las charlas de Alpha ya imparten bastantes contenidos, y son estos: Cena de Invitación: es una gran cena introductoria; la charla tiene por título “¿Hay algo más que esto en la vida?” 
mucho tiempo libre y ocasiones para la diversión.


 

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