
La
koinokía vivida entre las tres Personas divinas está también muy presente en
los signos y palabras que nos presenta el evangelio según san Juan, como
hace resaltar el autor. “El Padre y yo
somos una sola cosa” (10, 30); “El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre” (14, 10) “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (14,11ss);
“Son sólo algunas de las expresiones de Jesús referidas al Padre con las que
nos revela el cuarto evangelio la unidad profunda entre cada una de
las Personas de la Trinidad. Es una relación de amor en la cual
Cristo mismo pide que seamos incluidos sus seguidores para dar ante
el mundo el testimonio de la comunión divina que fundamenta nuestra fe: “Que
sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados
en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como
me has amado a mí.” (17, 22s).