Este libro aparece en la cercanía cronológica de ese hecho
tan extraordinario para la vida de la Iglesia, como lo ha sido la renuncia del
Papa Benedicto y la elección del Papa Francisco, hace ahora tan sólo un año.
Sin duda, el libro viene a “redondear” dicha parte de la vida de la Iglesia
que, sin duda, estará muy presente en todos los análisis a partir de ahora. El
Papa Emérito, el teólogo Ratzinger, morador del convento “Mater Eclesiae” del
Vaticano, institución de clausura muy cercana a la Residencia Santa Marta,
donde vive el papa Francisco, continúa, sin duda, con su gran afición a
escribir y, sin duda, a la teología. Y por tanto parece buena inversión para el
futuro –tal vez más que antes de la renuncia—disponer de un libro de
descripción y análisis cabales de su teología.
Hay otro ingrediente que no podemos obviar. Estamos en las
fechas en las que se cumplen los quince años del nombramiento como doctor
honoris causa por la Universidad de Navarra de Joseph Ratzinger. Hizo la
laudatio del doctorando, Pedro Rodríguez, a la sazón decano de la Facultad de
Teología de dicha universidad. Y a partir pues todo casa aún más. Pues junto a
los recuerdos de los profesores Rodríguez y Blanco sobre aquel hecho –y
fundamental para el crecimiento de la especialización de Pablo Blanco—hay muchos
datos en el libro de aquel paso de Ratzinger por tierras navarras. Recuerda
además Blanco, de quien ya hemos tenido el honor de reseñar otra obra suya, en
la introducción del libro que hemos cumplido los 50 años de la convocatoria del
Concilio Vaticano II. Y todo ello forma parte, claro está, del mismo entramado.
En la primera parte de la obra, Pablo Blanco analiza la
Teología tal y como la entiende el teólogo Ratzinger. A continuación, aporta
estudios sobre la actividad de Joseph Ratzinger como perito en el Vaticano II y
sus posteriores ideas sobre su aplicación en los primeros años tras la
celebración del concilio. En la tercera parte, el profesor Blanco se centra en
las ideas del teólogo Ratzinger sobre la misión y la evangelización, en
sintonía con el pontificado de Benedicto XVI. Por último, destaca las principales
ideas-clave de los ocho años como sucesor de Pedro.
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