
Para ello A. García
Moreno sale al paso de jesús a través del evangelio de Juan. Así, en la primera
parte va a describir al propio autor, a Juan, y el reflejo de su vida junto a
Jesús llega como una corriente de aire fresco. No es para nada un escrito cientificista
o la ejercitación de un teólogo reputado. No. Es un relato ameno que se lee de
un tirón y es difícil dejar (tiene el estilo narrativo de una novela). Se entra
de manera total en el ambiente, y la narración tiene algo también de lenguaje
cinematográfico. Podría ser, sin duda, la base de un guión para transformarlo
en imágenes.